Son un marco para fortalecer la comunidad y para responder a situaciones de conflicto o comportamientos disruptivos a través del diálogo. Constituyen un abanico de herramientas que permiten prevenir, detectar, gestionar y resolver las situaciones de conflicto en diferentes ámbitos (familiar, educativo, laboral, judicial, social y comunitario), para mejorar la convivencia y reforzar los vínculos afectivos entre las personas afectadas por tales escenarios.